Como un mantra, un rezo laico o una frase mágica los médicos nos deseamos unos a otros “buena guardia”. Buena guardia encierra muchos deseos en uno: que puedas encontrar tiempo para comer y descansar, que todo lo que se presente salga bien, que no haya complicaciones y si hay algún sobresalto se resuelva lo mejor posible. Porque la guardia no se queda en el Hospital, se va con nosotros. Esa paciente que sangró más de lo que nos hubiera gustado, ese laboratorio que nos dejó preocupados, esa orina que no nos pareció lo suficientemente clara. Y la posta la toma tu colega, que velará para que ese sangrado que te preocupó, ese laboratorio que no te gustó, esa orina que te dejó pensando dejen de ser problemas y encuentren sus soluciones. Buena guardia es casi un amuleto, una cábala. Nunca nos olvidamos de deseárselo al que nos releva y nos…
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