Del amor y otros demonios

» Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo.

-Es verdad- , le contestó él, – pero harás bien en no creerlo -»

Del amor y otros demonios

Gabriel García Márquez

Sobre trascender

Textualismo

«Lo siento, pero no tengo mucha experiencia en esto de trascender».

El color de la magia.
Terry Pratchett.

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¿Por qué el cerebro prefiere el papel?

Qué Leer

El cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental del texto. Al pasar las páginas de un libro de papel, se realiza una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro visible del transcurrir de las hojas impresas.

La reconocida revista Scientifican American publicó un artículo que pretende explicar esta paradoja: en la época de la hiperconectividad, cuando cada vez tenemos más equipos que nos permiten leer y contamos con acceso a bibliotecas enteras en formato electrónico, muchos siguen prefiriendo el papel. 
El libro tradicional, la revista, el diario, siguen siendo favoritos. Y aunque resulte difícil de creer, como docente universitario escucho frecuentemente la pregunta de muchos alumnos jóvenes: “¿En qué libro lo puedo leer, profe?”.

Muchos trabajos hablan de que en pantalla se lee más lentamente y…

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Los ingenieros y yo

Siempre profesé una cierta admiración por los ingenieros. Sin desmerecer a las demás profesiones, aprecio la manera de pensar tan abstracta, analítica o como se quiera identificar. Luego de un breve paso sin gloria por la universidad (no de ingeniería) pude comprobar lo complejo que son las matemáticas, con sus álgebras, derivadas e integrales.
A lo largo de mi vida conocí a algunos ingenieros. Compañeros de trabajo, amigos etc. De estas personas siempre recuerdo un par de anécdotas que me gustaría compartir con todos uds.
Hace muchos años……..

Trabajé en una fábrica automotriz, lugar donde se podía encontrar ingenieros de todo tipo. Yo era un joven y había sido educado para tener respeto por las personas mayores que uno. Cuando los mayores hablan los chicos se callan. Tampoco era un niño, lo que sí, siempre fui un tipo muy curioso y ávido de conocimientos. De tal manera que un mediodía, en un almuerzo en el comedor de la fábrica se me ocurrió preguntarle al Ingeniero X por el sistema de pintado anticorrosivo de los autos en dicha fábrica.
Aún recuerdo que era famoso en esa época algo conocido como “cataforesis” sistema en el que la carrocería del auto se sumergía en una batea de pintura y así nomas de simple, el coche quedaba pintado y no se oxidaba nunca más……..o por lo menos eso es lo que decía la publicidad de la marca de autos. Mi inquietud era saber si la técnica de pintado era tan perfecta, y porqué cuando sacaban el auto de la batea no se chorreaba toda la pintura. Para serles totalmente sincero eso no lo supe nunca, porque cuando se lo pregunte al Ingeniero X me respondió con cara de fastidio “Eso no te lo pienso explicar porque jamás lo entenderías” y siguió conversando con sus colegas conversaciones ingenieriles de gente grande.
Creo que queda sobreentendido que era un signo de urbanidad y buena educación no mandarlo a pasear al egregio Ingeniero X, pero quedó en mi una duda latente; si el Ingeniero X era un grandísimo cretino maleducado o yo era tan bruto que no calificaba para entender un tema tan complejo.
Pasaron algunos años………

Y una queridísima amiga se casó con un ingeniero. Como tenía mucho trato con él, siempre le marcaba a modo de chiste esa admiración por la manera de razonar de las personas de su profesión. Recuerdo cuando fue el tema de las Torres Gemelas, mi curiosidad, esta vez, consistía en saber porque se habían caído “para abajo” y no para el costado aplastando a media ciudad de Nueva York.
Como este ingeniero me tenía más paciencia, dibujito mediante, me explicó que el combustible encendido del avión había debilitado la estructura de las torres, de tal manera que los pisos superiores comenzaron a hacer presión en los inferiores, entonces cuando colapso el piso 300 (por decir algo) hizo presión sobre el piso 299 que colapso y así uno empujo al otro y por el propio peso se vino abajo como un castillo de naipes, y no a lo largo como al delantero a quien cometen una falta cerca del área penal.
Me miraba como diciendo ¡es más fácil de lo que te imaginas, un tema de física! Como la física tampoco forma parte de mi exiguo bagaje cultural, se lo agradecí sinceramente.
Pasaron muchos años y sucedió que……..

Me había mudado, llegó internet……y junto con internet llegaron los cortes de servicio, la falta de señal y un montón de cosas digna de mención.
El servicio de internet por esos días tenía fallas por lo que comencé a efectuar tibios reclamos. El calor de los reclamos fue directamente proporcional a los días que se cortaba el servicio, hasta que un día el servicio se cortó definitivamente.
Una mañana, cuando iba a efectuar el reclamo número 54 una de las empleadas del área de comunicaciones, conociendo por demás mi problema, que a esa altura de los acontecimientos ya era el problema de medio pueblo, me dijo si quería hablar con el INGENIERO encargado del área de comunicaciones. Dadas las veces que había ido a reclamar, y siendo yo un conspicuo vecino del pueblo, temeroso de Dios y de la Dirección General Impositiva, el ingeniero, que algunas veces también iba a mi negocio no dudó en hacerme pasar a su oficina. Luego de una breve conversación me empezó a dar el diagnóstico de lo que sucedía.
Comenzó a dar una explicación que abarcaba un protocolo, un servidor y una serie de consonantes. Dada mi curiosidad, y como el tema me interesaba me acomodé en el asiento para tratar de entender la situación ……pero a los pocos minutos, no sé si por falta de didáctica de parte del ingeniero o por mi total desconocimiento del tema había caído en una nebulosa tal que no logre comprender nada de lo que me decía. Cuando más consonantes agregaba yo menos entendía. De todas maneras, por razones de educación y decoro, seguí su extenuante explicación sin bostezar y demostrando interés en el tema, con cara de póquer y agregando algún “claro, siiiii, por supuesto, que cosa,no?”
Luego de los saludos de cortesía con algunas personas de la empresa y agradeciéndoles por su tiempo, salí de la reunión con más dudas que certezas. La fresca mañana llena de cielo me despabiló un poco del desconcierto que tenía en la cabeza. Me preguntaba si la naturaleza tendría algún protocolo con consonantes para sincronizar con tanta maestría el rumor de las hojas de los árboles con el canto de los pájaros. De lo único que estaba seguro es que todo eso funcionaba mejor que el servidor de internet.
Me senté en el auto, que no era de la marca de los de la cataforesis, y recordando al Ingeniero X me dije a mí mismo “a lo mejor el tipo tuvo en razón en no explicarme…..”
Parafraseando a Pascal me dije a mí mismo “Los ingenieros poseen razones, que mi pobre raciocinio nunca entenderá”. Por suerte a los dos ó tres días se restableció el servicio de internet.