Hola amigos de WordPress hoy quería saludarlos por el día del amigo y agradecerles las fotos, frases y cuentos con los que habitualmente me sorprenden cada jornada y de los que tanto disfruto. Y también agradecer a los seguidores del Blog de Alejandro.
Igualmente, habiéndose cumplido hoy una semana del final del campeonato de futbol, quería compartir con todos uds. Algunas reflexiones sobre un evento que cada cuatro años nos trastoca la vida, al menos a los 40 millones argentinos.
A pesar de las campañas publicitarias y de las arengas patrioteras a favor de la selección, a este mundial decidí tomarlo con mucha filosofía y no dejarme llevar por toda esa parafernalia mediática (como si alguien por tomar determinada marca de cerveza simpatizara más con la selección que otra persona que bebe jugo).
En los dos últimos mundiales, habíamos corrido la misma suerte, eliminar en octavos de final a MEXICO, y ser eliminados en cuartos por….si señor ALEMANIA. Por este motivo, traté de manejar mis emociones y ser cauto a lo largo del campeonato y no ilusionarme demasiado a pesar de MESSI, MASCHERANO y compañía. Para no aburrirlos con detalles, ya que me imagino que han visto los partidos, la selección argentina iba sorteando trabajosamente a los rivales de una zona que a priori no parecía tan difícil. Y para qué negarlo, a medida que nos acercábamos a los fatídicos cuartos de final el medido entusiasmo iba dejando paso a la ilusión.
Finalmente pasamos (sufriendo como corresponde) la instancia de los cuartos de final. El técnico Sabella comentaba satisfecho que habíamos cruzado el Rubicón (les dejo un enlace y un secreto para el final) No me pregunten a mí el porqué de esa frase, aparte a quien le podía importar lo que quería decir el técnico si habíamos conseguido luego de no sé cuantos años pasar a semifinales.
Por supuesto que la cautela y la no ilusión eran inversamente proporcionales al avance del equipo en el mundial, si bien la selección no estaba jugando un gran torneo ahora ya estábamos entre los cuatro mejores de este mundial. En el camino habían quedado equipos poderosos como España e Italia y otros que pusieron garra y buen futbol como México, Colombia y Costa Rica, pero desgraciadamente esto no es cuestión de méritos y el que hace los goles sigue.
No puedo hablar por los otros equipos o países, en el caso de un mundial, pero Argentina tiene una rivalidad muy marcada con el equipo anfitrión BRASIL, y por eso mismo seguíamos con mucha expectativa los partidos de la escuadra local. Lo que nadie sospechaba, creo que ni ellos mismos, es que perdieran y de una manera estrepitosa. Esto le puso la frutilla al postre de la ilusión, nuestros rivales vencidos y Argentina en una final del mundo luego de 24 años.
Perdonen, si al escribir estas palabras me corre un frío por la espina dorsal y se me llenan los ojos de lágrimas, pero llegar a la final de un mundial, en BRASIL, y sin el equipo local a la vista es una sensación indescriptible; y entonces el sueño ya no era tan lejano. Y si les ganamos……? y mirá si……?
Para estas instancias toda la cautela y el no querer ilusionarme habían sido cuidadosamente guardados en el arcón de los recuerdos. Y los recuerdos afloraban……me veía con 17 años festejando el mundial del 1978, y con 25 el inolvidable mundial del «DIEGO». Y también aquella final de ITALIA 90 cuando perdimos uno a cero con, cuando no…….. ALEMANIA. A partir de ahora, cada instante de la vida hasta el día de la final se computaba de este modo: dos días antes de la final, la noche antes de la final, mañana a esta hora……….
En un momento dado la ansiedad era tal, que tenía que llenar todas esas horas, minutos y segundos antes de la final con alguna actividad. La escritura no es mi fuerte (se nota, no) Fue así que en un intento desesperado quise sincronizar la tablet con la notebook, por supuesto que corrí la misma suerte que la selección argentina en la final. Juro que para el próximo mundial, Dios mediante si sigo sobre esta tierra intentaré distraer mis preocupaciones con otra cosa. La noche anterior al partido, de dormir poco y mal. Sueños con gritos de gol, viendo a los jugadores lucir orgullosos la tercer estrella en la camiseta celeste y blanca, levantando la copa…..
Por supuesto que todos esos sueños quedaron truncos por culpa de los alemanes que siempre nos ganan. Digo yo, será una burla del destino, o tal vez nos ganen porque juegan mejor que nosotros, ¿qué duda existencial, no? Al que me diga propia de un filósofo alemán, no lo sigo más en el blog.
Resumiendo, en mi corta/mediana vida, vi a mi querida selección argentina, ganar dos campeonatos y salir dos veces subcampeón. Y eso me produce una sensación cercana a la felicidad.
Para terminar, y agradeciéndoles nuevamente la paciencia (por lo menos a quienes llegaron hasta este renglón) quiero confesarles el secreto de porque la selección llegó hasta la final. No fue ni por MESSI ni MASCHERANO, es muy simple; el nombre del director es ALEJANDRO SABELLA.
Sencillamente, la importancia de llamarse ALEJANDRO.