la lluvia
el café
el renglón
difuso
de tus dedos
cuando abril
y tantas otras caídas
antes de conocerte
leía hasta el amanecer
el vino
o la lluvia
que te quedes hasta muy tarde
quizás nadie
y sin embargo
alguien aletea en vano
y no somos
nada que decir
la cuerda escritura enaltece tu boca
y desenreda el tacto
para qué escribirte,
si te leo