Así nada más
sin música ni tarde soleada
te extraño
con la lluvia entusiasmada.
Mis manos, con su rojo primavera,
se perfuman de café
te nombran
descansan sobre los girasoles.
He abierto la ventana,
que el día vague por la ciudad
y la casa se llene de tu ausencia
de la añoranza de tu nombre.
La lluvia abre un paréntesis
huele a vida la tierra,
el gato ronronea la noche en el sillón
y esta mujer borda poesía.