«—¡Dios mío! —gritaban, casi al unisono—. ¡Estos malditos libros cuentan algo!».
Zen en el arte de escribir.
Ray Bradbury.
Con más ganas que talento
«—¡Dios mío! —gritaban, casi al unisono—. ¡Estos malditos libros cuentan algo!».
Zen en el arte de escribir.
Ray Bradbury.