Pupilas (La noche)

Tonooi & Kihara

“Piel sobre piel
Alquimia nocturna
De sudor y besos
Piel sobre piel
Yaces en mi lecho
De fuego y hambre”

Ningún silencio en mi alma al atravesar su puerta. Una luz auxiliar ilumina tenuemente la estancia. Lo observo dormido mientras dejo deslizar la ropa por mi cuerpo. Él es calma de respiración acompasada, me acerco al borde de la cama y suavemente me inclino buscando su boca, solo un leve roce de labios. Se agita en su sueño, sonríe dormido, acaricio su piel desnuda. Es suave, extraña y agradablemente suave. Recorro su espalda saboreando cada milímetro de ella. Despierta con ojos húmedos y me atrae hacia su cuerpo, no hay palabras, no hacen falta. El roce de sus dedos en mi vientre mientras mi sexo se hace líquido. Una suave presión, un olor definido, mi ser se estremece y se agarra con fuerza al suyo. Tiempo detenido, alquimia nocturna, piel…

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Y la hoja de papel sobrellevaba sobre sus hombros un poema. Poema, verso, una sumatoria de palabras. Amor, corazón y mañana de sol, intentando rimar de manera torpe cada dos estrofas. Escritas con inmensa pasión y escaso talento.   Soñó con otro destino, guardado en el arcón de los recuerdos, es más, hubiera preferido transformarse en un barquito de papel.

 Intuyó que el amargo destino, el suyo y el del poema estaban fatalmente ligados. Cuando lo leyera su destinataria terminarían hechos un bollo en el cesto de los papeles.